«Pobreza»: un nombre femenino

«Pobreza»: un nombre femenino

Ezequiel Mir Casas, técnico Incorpora de Cáritas Diocesana de Girona.

Actuar por los derechos de las mujeres significa luchar contra todas las formas de discriminación por razón de género y permitir que todas las mujeres puedan elegir su futuro. La feminización de la precariedad es una realidad que los gobiernos ya no deben ignorar.

Históricamente y en todo el mundo, las mujeres siempre han sido más pobres que los hombres. La mayoría realizan trabajos domésticos y de cuidados, trabajan en empleos mal remunerados y/o a tiempo parcial. Cuando a la discriminación de género se le suma una ruta migratoria, las dificultades se agravan y refuerzan las lógicas de la pobreza. En 1929, Virginia Woolf escribió «Una habitación propia», donde subrayaba que la imposibilidad de las mujeres de obtener un espacio físico personal y unos medios económicos suficientes les impedía disponer de un espacio mental para crear.

Si se consulta cualquier estudio mínimamente elaborado, nos daremos cuenta de que los colectivos más afectados por la pobreza son las familias monoparentales, las personas sin formación postobligatoria y las personas que viven solas, en paro y extranjeras. Aunque las mujeres se ven significativamente más afectadas por la pobreza que los hombres, la cuestión del género pocas veces se aborda.

Las mujeres contribuyen significativamente a la prosperidad de un país, pero a menudo tienen dificultades para asegurar su propia subsistencia. Para luchar contra esta pobreza de género, se necesitan modelos de trabajo que aseguren un salario digno, una redistribución del trabajo de cuidados y una atención infantil adaptada a las necesidades.

Todavía hoy, en Cataluña, para muchas mujeres es un lujo disponer de un espacio y dinero propio. Para la mayoría de madres, por ejemplo, la vida es una carrera entre el trabajo, el cuidado de los hijos, la limpieza y la lista de tareas pendientes. No hay espacio para ellas mismas, para pensar, para tener la libertad de hacer algo que realmente les pertenezca. En una situación de pobreza, las dificultades solo se agravan y les reducen aún más la posibilidad de ser ellas mismas.

Promover el trabajo decente como instrumento fundamental en la lucha global por la igualdad entre hombres y mujeres es un trabajo a largo alcance que permitirá aumentar los salarios, desarrollar oportunidades laborales para las mujeres y permitir a las familias salir de la pobreza. En caso contrario, el proceso de feminización de la pobreza continuará y se transmitirá de generación en generación. Imagine la riqueza humana de un mundo donde cada mujer tuviera del apoyo que le permitiera expresar todo lo que es y tiene que decir!

El programa Incorpora: un trampolín para la empleabilidad de las mujeres

El programa Incorpora trabaja cada día para promover el avance personal y facilitar la inserción laboral de las mujeres en situación de vulnerabilidad. De esta manera, contribuye a reducir la brecha de género en el mercado laboral y a normalizar su vida.

La realidad de muchas mujeres migrantes, víctimas de violencia de género, mayores de 45 años o al frente de familias monoparentales incide directamente en sus posibilidades de encontrar trabajo o crecer profesionalmente: presentan tasas de paro más elevadas, sufren más precariedad laboral y tienen más problemas de disponibilidad o movilidad a raíz de sus dificultades de conciliación. Esto las sitúa ante un mayor riesgo de caer en la pobreza y en la exclusión social.

Para revertir esta situación, el programa Incorpora ofrece acompañamiento e itinerarios sociolaborales personalizados para mujeres en riesgo de exclusión social, que incluyen desde acciones formativas y talleres para reforzar sus competencias personales y profesionales, hasta acompañamiento antes, durante y después de la inserción laboral.

Además, también estudia los perfiles más demandados en cada territorio donde actúa con el fin de acelerar la entrada al mundo laboral de las mujeres participantes en el programa. Además, da alas a los proyectos de emprendimiento femenino a través de la línea de Autoocupación Incorpora.

En esta búsqueda de recursos para impulsar la empleabilidad, el programa Incorpora de la Fundación ”la Caixa” también promueve iniciativas enfocadas al empoderamiento de las mujeres en el ámbito profesional, como este taller de igualdad de género organizado por la entidad Incorpora Fundación Ilundain Haritz Berri.

Durante 2024, gracias al trabajo incansable de los profesionales de Incorpora y a la colaboración de las empresas socialmente responsables que han ofrecido una oportunidad laboral a las mujeres participantes en el programa, se han impulsado 18.232 inserciones laborales de mujeres en riesgo de exclusión, casi el 54 % de las inserciones totales. Además, de las 1.073 empresas creadas a través de Autoempleo Incorpora, 550 han sido creadas por mujeres.

Ezequiel Mir Casas, técnico Incorpora de Cáritas Diocesana de Girona.

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